jueves, 3 de junio de 2010

El día 30 de octubre le propuse a Tío Miguel ir a la mañana siguiente de excursión. Él me dijo que podía invitar a Juan y yo acepté.
Nos fuimos a dormir muy entusiasmados esperando al día siguiente.
-¡Tío Miguel, venga vamos!
Yo estaba súper contento.
Fuimos de excursión. De repente Tío Miguel desapareció...
Juan y yo nos tiramos un buen rato para buscarlo y tal y como había desaparecido volvió a aparecer muy asustado:
-¡He visto a un tipo de monstruo rondando por aquí !
-Anda anda, cálmate, que los monstruos no existen - le dije yo.
-Pero, chico ¿cómo quieres que me tranquilice?
Y en ese momento oí un aullido muy potente.
Me eché a correr como un loco hacia casa y cuando llegaron Juan y Tío Miguel me miraron muy divertidos:
-¡Feliz día de los inocentes, Eduardo!- me dijeron.
-Ja, Ja, muy divertido, chicos - les dije.
En ese momento comprendí todo su entusiasmo por la excursión.

UN DÍA DE 'SANT JOAN' EN BARCELONA

Por la tarde en casa de mi tío me acordaba de mi pasado.
Me acuerdo de un día de "Sant Joan" en que fuimos a ver a la família de mi madre, que son de Barcelona y hacían unas hogueras preciosas y unos "correfocs" llenos de fuego y petardos.
Primero acompañé a mi abuelo y a la gente del barrio por todas las casas pidiendo muebles y trastos viejos de madera para encender la hoguera.
Luego, fuimos a la armería que estaba llena, como El Corte Inglés en rebajas. Compramos tantos petardos que no me cabían en las manos.
Nos fuimos a casa, a esperar a que llegara la hora del "correfocs".
Me pasaron a buscar unos chicos del barrio, que había conocido esa misma mañana haciendo la hoguera.
Fuimos a los "correfocs", pero antes nos colamos en una piscina desconocida, y todos se bañaron para no quemarse, menos yo, porque me daba vergüenza, pero al poco rato me arrepentí cuando me cayó un petardo en el brazo. ¡Aún tengo la mancha!

Eduardo y su casa

Salimos del aeropuerto hacia la estación de los autobuses para tomar el siguiente. Mi tío iba el primero con mi maleta y yo, naturalmente, iba detrás observando todos sus movimientos con atención. Llegamos a la estación y, como era de esperar, mi tío se sentó junto a otro señor, que era un poco más alto que él. Yo me senté junto a él esperando al siguiente vehículo que iba hacia casa de mi tío. De camino a casa pude observar una vegetación fantástica con vistas al horizonte y unos edificios modernos.
Por fin llegamos a nuestra destinación. Caminando hacia casa vi cómo unos niños jugaban con su pelota de playa, me paré, miré hacia arriba y vi una casa enorme con unos jardines enormes llenos de plantas y mi tío me dijo: Ya hemos llegado.
Su casa era enorme con una puerta también enorme, de un color oscuro. Entramos: La casa tenía un montón de escaleras por donde subimos para llegar a mi habitación. Mi tío me abrió la puerta y entonces un rayo de sol me cegó. Cuando por fin abrí los ojos pude observar una cama con tres almohadones, una mesita de noche y un armario vacío.
Desde aquel momento, pensé que estas serían mis mejores vacaciones.

Eduardo y las medusas

¡Que ilusión! por fin fuimos a bañarnos a la playa. Hacía un dia de verano estupendo, caluroso y no se veía ni una sola nube que avisase de tormenta. Me dirigí a la playa, junto a mis amigos, con el bañador puesto y la tabla de surf bajo el brazo, dispuestos a bañarnos y a surfear.
Cuando estuvimos cansados de sudar y jugar, nos propusimos surfear.
La verdad, no sabía mucho cómo se surfeaba, pero, sin pensármelo dos veces, me lancé a la aventura.
De pronto apareció un banco de medusas blancas que me picaron en todos y cada uno de los centímetros de mi cuerpo. Entonces apareció una ola enorme, grande como.... como... un elefante, que me arrastró hasta el fondo del mar.
Me desperté. Estaba en un hospital ¡Estaba vivo!

La gran semana de Eduardo

Mi tío me apuntó al equipo:" Barrio de la Fuente Club de Fútbol".
Al cabo de unas semanans ya jugué mi primer partido, contra el Mallorca. Perdimos, pero jugué muy bien.
Al día siguiente, del Club de Fútbol Mallorca llamaron a mi tío para saber si quería ir a entrenar dos días, y mí tío acepto la oferta.
Cuando llegó el día estaba muy nervioso . Al final del entrenamiento me dijeron que ya estaba dentro del equipo. El mismo fin de semana jugaba le Mallorca contra el Real Madrid en el ONO Estadi, y me dijieron que podía hacer de recoge-pelotas.
Después de un día agotador me estiré en la cama y me dormí,en un sueño muy profundo.

Eduardo

Eduardo estaba llegando.

Se había encontrado con su tío. Era idéntico a su madre; se fueron a su casa, era una casa enorme, probablemente la más grande que había visto en su vida. Le preguntó cómo la consiguió:
Y le contó a que se dedicaba, él le dijo que se dedicaba a hacer pasteles y qué con ello la había conseguido. Eduardo pensó que esta profesión debía de ser a la qué se dedicaba su abuelo, y pensó que no tendría nada que ver con ella. Peró, sus esperanzas se desvanecieron cuándo contó sus aficiones a su tío Miguel, y él le dijo qué lo de la pastelería seguía vivo, y tendría que dedicarse a ello.
Pasaron seis meses, y lo de la pastelería tampoco le parecía tan mal...
Llegó la hora, su tío le dijo qué podía probar de hacer algo él solito, le propuso las madalenas cón chocolate. No le quedaban nada mal, al contrario, estaban buenísimas. Tanto que todo Mallorca sabía que eran las mejores madalenas de la isla, hasta que un personaje muy deseado apareció. Rudy Fernández.
Le dijo que eran tan buenas que merecían las pruebas para el equipo más bueno de Palma.
Sin duda era una gran notícia, podría practicar el baloncesto.
Los entrenamientos iban bastante bien, pero aún le faltaba un poco de integración.
Llegó el primer partido, la cosa iba bastante bien, aún qué no salí titular pude aguantar unos minutos hasta la media parte.
Reanudamos el partido.

jueves, 27 de mayo de 2010

La fiesta sorpresa

El otro día se acabaron las clases y comenzaron las vacaciones de verano.
Estaba muy aburrido mirando la tele, no tenía nada que hacer y me daba pereza salir afuera, y mi tío estaba encantado mirando cosas por el ordenador, hasta que le sonó el móvil. Yo, por pura casualidad, fui a ver quién había llamado.
Hablaban de quedar en algún sitio, o algo similar, tío Miguel colgó el teléfono al ver que yo estaba ahí.
Se despidió y se fue.
Como tenía tanta curiosidad, le seguí. Después de haberle seguido durante media hora, vi que se reunía con un hombre con gafas de sol y americana negra. Me acerqué más para oír lo que decían.
A mi tío le mandaron recoger a una mujer y llevarla hasta él. No tenía ni idea de qué hacer. De repente, mi tío se quedó solo. Salí de mi escondite corriendo, para atrapar a mi tío.
Al fin le atrapé, y con voz muy asustada, le dije que no tenía que secuestrar a nadie si no quería ir a la cárcel. Mi tío se estaba muriendo de risa. Yo, confundido, le pregunté por qué se reía tanto y él me contó que tenía que llevar a la novia de ese hombre a una fiesta sorpresa que tenía preparada para ella.
Yo, al final, me acabé riendo con él.

martes, 18 de mayo de 2010

Eduardo llega a casa

Llegamos a casa de tío Miguel. Me la enseñó toda, y la habitación que más me gustaba era la mía, por supuesto. Estaba pintada de color verde, de ese que se parecía a las hojas de los árboles. Tenía una cama en la esquina, al lado de la ventana, y un escritorio con un bote de lápices y bolígrafos. También había un armario, que era para guardar la ropa, los zapatos, y todas mis cosas.
De repente oí que mi tío me decía algo:
-¡ Eduardo ! Ven un momento al salón, que te tengo que dar una cosa- gritó.
Fui corriendo hasta el salón, y había como una bola, enrollada con un papel de regalo. No podía ser más que una pelota de baloncesto.
-Ábrelo, ¿qué esperas?-me dijo.
Yo lo abrí, efectivamente era lo que pensaba, una pelota de básquet guapísima, no me atreví a preguntarle cuánto valía porque es de mala educación, pero debía valer una pasta.
-Gracias-le dije, vergonzoso-¿hay alguna cancha de baloncesto por aquí, para ir a probarla?
Él pensó, y contestó:
-Sí, saliendo de casa, a la izquierda, sigues todo recto, y vuelves a girar pero a la derecha, y enfrente hay una. No vuelvas tarde, y no hables con desconocidos - me advirtió.
-Gracias, tío, volveré dentro de media hora, o así. ¡Adiós!
-¡Adiós, y no vuelvas tarde!
Salí de casa todo contento, corriendo y esperando llegar a la pista. Seguí las instrucciones que me dijo: girar a la izquierda, recto y a la derecha, y, finalmente, estaba la cancha. No estaba mal: las canastas estaban un poco oxidadas, pero al menos tenían red. El suelo era de cemento, ni de parquet ni nada, habitual, porque estaba en el exterior. Empecé a tirar: casi todas me entraban, y algunas salían fuera, pero era la pelota, hombre...
Al cabo de media hora volví a casa, como me había advertido mi tío. Fue toda una experiencia, recién llegado a Mallorca.

domingo, 28 de marzo de 2010

Eduardo y tío Miguel se encuentran.

Imagen: Joaquim Mir : Mallorca.

El avión iba bajando. Noté algo en mis pies, como si ya tocaran el suelo. Entonces, todos empezaron a aplaudir, contentos porque ya habían llegado, aunque yo no lo hice. En verdad, pensaba:¿Por qué aplauden? Si el avión no se ha parado. Aún podríamos estrellarnos contra otro avión, pero, por suerte, eso no sucedió.
El piloto nos anunció que ya habíamos llegado a Mallorca. Me desabroché el cinturón y empecé a bajar las escaleras con un poco de prisa. Pasé por un túnel muy chulo que llevaba al interior del aeropuerto, donde se encontraban las maletas en fila, encima de la cinta corredera. Busqué la mía. Era de color pistacho, así que no me costó mucho encontrarla. Entre la multitud había un hombre todo
vestido de amarillo ( supongo que para que me fuera
más fácil encontrarlo) , con una cartulina donde ponía: "Eduardo".
- Hola, tú debes de ser mi tío Miguel.
- ¿Tú eres Eduardo?
Asentí, - sí, soy yo. Encantado.
- Igualmente.
Nos estrechamos las manos. La suya, cálida y fuerte; la mía, congelada y temblorosa.
- Has crecido. La última vez que nos vimos tú tenías unos cinco años, ¿Te acuerdas?
- Bueno...- contesté yo, que me parecía no haberlo visto en mi vida.
- Y ¿qué? ¿Cómo ha ido el vuelo? Me han dicho que ha sido la primera vez.
- Muy bien. Me ha gustado mucho - afirmé yo. De hecho, me había quedado dormido durante todo el viaje, pero eso ya son detalles...
Salimos del aeropuerto y caminamos unos cinco minutos en silencio hasta la parada del autobús. El autobús llegaba tarde y lo esperamos callados. No sabía qué decir y el silencio empezaba a ser incómodo.
Finalmente, llegó el autobús.
Mientras estábamos en él, se me cayó la maleta al suelo y se me abrió.
- ¡Jopetas!- grité.
- No pasa nada. Ahora lo recogemos - me dijo mi tío.
Entre los dos recogimos las cosas y continuamos el viaje.
Mientras miraba por la ventana, me vino una frase de la tele: "Este es el comienzo de mi nueva vida".

domingo, 21 de febrero de 2010

Eduardo en el avión


Durante el viaje en avión, Eduardo pensó muchas cosas sobre la vida en Mallorca.

A mí me gusta nadar, y como hay tantas playas...Podré hacer surf. Pero las medusas...me dan alergia. Y en la playa hay muchas.
¿Cómo será el clima? ¿Es segura la información que ha leído en Internet? 5º en invierno no está mal...pero 30 en verano...demasiado calor.
Espero que donde voy haya carriles bici, porque, si no, el autobús me agobia, con tanta gente...Además, siempre tienes que pagar un pastón.
Juan me ha dicho que hacen unas pastas buenísimas: una especie de coca y una ensaimada rellena con cabello de ángel...¡Riquísimo!
Aparte de las fiestas típicas españolas también celebran las suyas. Por ejemplo, el 20 de enero se celebra su patrón, S. Sebastián, y su "revetlla", como dicen ellos, el día antes. Aunque la fiesta más celebrada entre los pueblos de las islas es S. Antoni Abad, el 17 de enero. Ya tengo ganas de que lleguen esas fiestas. Me han dicho que hacen hogueras. Con lo que a mí me gusta el fuego...Me he traído todo mi arsenal de petardos de casa y espero que mi tío me los deje tirar. Mi abuela me contó que al tío de pequeño le gustaba mucho el fuego, como a mí: al menos tenemos algo en común.
A ver si el tío me lleva de excursión por la Sierra de Tramuntana.
Espero encontrarme con mi héroe: Jorge Lorenzo, el mejor corredor de motos de la historia. Y con Rafa Nadal: cunado sea mayor quiero tener sus músculos.
Me pregunto si habrá un equipo de baloncesto y plazas para inscribirme...La verdad es que soy la hostia jugando a baloncesto... Rudy Fernández nació allí, pero, si no recuerdo mal, ya desde pequeño jugaba con el DKV de Badalona. Me gustaría tanto ser como él y jugar en la NBA...

Ya estaba aterrizando. Estaba muy nervioso. No sabía cómo iba a reconocer a mi tío.
Las puertas del avión se abrían, cogí la maleta y me fui en busca de mi tío Miguel. Vi a mi tío esperándome. No era como me imaginaba.

sábado, 9 de enero de 2010

Nieve y temporal en Mallorca para Reyes.














Unas imágenes insospechadas de Mallorca, de estos días.
La información se puede consultar en:
http://www.diariodemallorca. es

¿Qué impresión le causará a Eduardo ver estas fotos no esperadas de una isla que él imaginaba de playa y sol?