jueves, 27 de mayo de 2010

La fiesta sorpresa

El otro día se acabaron las clases y comenzaron las vacaciones de verano.
Estaba muy aburrido mirando la tele, no tenía nada que hacer y me daba pereza salir afuera, y mi tío estaba encantado mirando cosas por el ordenador, hasta que le sonó el móvil. Yo, por pura casualidad, fui a ver quién había llamado.
Hablaban de quedar en algún sitio, o algo similar, tío Miguel colgó el teléfono al ver que yo estaba ahí.
Se despidió y se fue.
Como tenía tanta curiosidad, le seguí. Después de haberle seguido durante media hora, vi que se reunía con un hombre con gafas de sol y americana negra. Me acerqué más para oír lo que decían.
A mi tío le mandaron recoger a una mujer y llevarla hasta él. No tenía ni idea de qué hacer. De repente, mi tío se quedó solo. Salí de mi escondite corriendo, para atrapar a mi tío.
Al fin le atrapé, y con voz muy asustada, le dije que no tenía que secuestrar a nadie si no quería ir a la cárcel. Mi tío se estaba muriendo de risa. Yo, confundido, le pregunté por qué se reía tanto y él me contó que tenía que llevar a la novia de ese hombre a una fiesta sorpresa que tenía preparada para ella.
Yo, al final, me acabé riendo con él.

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